lunes, 18 de abril de 2016

París y Londres hoy. ¿Si o no?


En menos de mes y medio nuestro pasaje comprado en mayo de 2015 para volver a las Uropas, habrá caducado.
Ya les conté que ando mejor de salud, bien no, pero mejor sí. Mi viejito hermoso, también está saliendo adelante con sus últimas ( Dios quiera) aplicaciones de quimioterapia.Su estado general de salud es bueno.Todos felices.
Todo este tiempo nuevo, nos permitió reorganizar aquel viaje que nos tocó postergar. De aquella ruta originaria quedó bastante poco. Es época de trabajo pleno para ambos, así que nada de tomarnos más de un mes para viajar. Acaso si 3 semanas como mucho. 
Primero pensamos que ya que viajaríamos en primavera, era nuestra oportunidad para cambiar radicalmente de itinerario y se nos ocurrieron destinos bastante disparatados.
Cuando la euforia bajó la espuma, sentimos que sería hermoso conocer nuestras preferidas París, Roma, Madrid y Londres en primavera. Verlas con alguna flor, con algo de follaje en los árboles, con esa luz que empieza a despertar, con su gente más predispuesta a los cafecitos o tragos en las terrazas sin necesidad de las estufas conocidas de nuestros inviernos
Bueno, evaluamos un poco los pros y los contras y sí, decidimos que volveríamos a nuestros grandes amores y volvimos a reservar alojamiento,  comprar pasajes aéreos, de trenes...
En mitad de este discurrir al mundo se le da por ponerse más loco aún de lo que ya estaba y resulta que París no deja de estar en la mira de los ataques terroristas y que Londres pareciera ser la próxima víctima. Sabemos que lo mismo podría ocurrir en cualquier lugar y momento, cómo estar a salvo de esa locura irracional. Pero, lo cierto, es que el temor está instalado y lucho para que no opaque nuestra incipiente alegría. Y acá estamos otra vez...pensando qué hacer.  
Vos te animarías? 
                     

lunes, 11 de abril de 2016

Nadie se ve bien con un gorro de natación puesto.

Cómo anda la muchachada?


Se acuerdan que estuve muy embromada de salud, que me invalidó tanto que ni pude hacer nuestro viaje tan soñado anualmente? Bueno, todo va mejor.
Adelgazar no pude ni un gramo... "me cache en die", diría mi abuela Lala, hija de genoveses.
Pero....estoy yendo a natación tal como me lo indicaron los profesionales de la salud (los de la salud física, aunque la de la salud mental que me viene acompañando y tratando de que desmarañe mis vericuetos, también apoyó la moción).


 Salgo literalmente molida de los 30 piletazos que cual mantra me pongo a hacer. Ir y venir de espaldas, con estilo crol o  pecho tiene un efecto hipnótico en mí. Cuando llego al otro lado de la pileta, aunque esté cansadísima el cuerpo vuelve a impulsarse para hacer otro largo. 
Ni yo comprendo el porqué se esa reacción física o mental. Pero ahí estoy yendo y viniendo, sintiéndome tan liviana en el agua, que me permite hacer giros, moverme cual gusanito, ir a pique hasta el fondo, hacer la plancha, la vertical...como un bebecito nadando en las aguas del vientre materno. Quizás sea eso, el agua profunda tiene un efecto reparador, debajo del agua, nada puede ocurrir. Ahí está todo bien. No hay ruidos, sentís tu respiración , el latido de tu corazón, los movimientos del cuerpo pesado, son gráciles y sensuales. Todo está bien.
También es cierto que me pudre toda la previa y la post de la sesión natatoria. Pero, es el costo que pago por ese rato de placer.
Ahora, eso sí, entiendo que es indispensable por una cuestión de higiene, pero nadie se ve bonito enfundado en un gorro de natación, sabelo! Abrazo!