viernes, 8 de enero de 2010

Mirame a los ojos y me verás.



Ojalá nos miráramos un poco más a los ojos.
¿Qué miramos cuándo nos vemos?
¿Qué nos dice la cara del otro?

" Me lo echó en cara" ," me dio vuelta la cara","tiene cara de piedra", " cara de poker", " fue cara a cara", " qué caradura", "qué cara de c...", " es un descarado", " no le da la cara", " nunca da la cara"...la cara, nuestra cara, la cara de los otros...qué nos dice la cara de cada quien.

Siempre me atrajo mucho la expresión de los rostros, las arrugas, los surcos que se van dibujando, la expresión de los ojos, la carnosidad de los labios y especialmente qué sensaciones me deja esa cara al observarla.

No por nada me apasionan las fotografías de los primeros planos, es como si quisiera entender mejor a quien tengo delante de mí, como si pretendiera descubrir sus secretos, atrapar algo de ese otro que ni él conoce. Cuando llevo al máximo de sus posibilidades el zoom de la cámara para tomar una fotografía en primer o primerísimo primer plano, es como si quisiera acercarle a ese rostro un espejo con mucho aumento. Quiero que cada arruga me cuente su historia, que me susurre con qué dudas o certezas se forjó, si fue por amores o desamores, por penas o alegrías, por gemidos o por aullidos. Pensar que la cara es la máscara con la que nos presentamos a diario frente a los demás.

No llego a entender muy bien, porqué cientos de mujeres y ahora hombres también , se deforman el rostro e intentan -a fuerza de inyectarse milagrosos productos químicos o estirarse quirúrgicamente - borrar lo que a a la piel de la cara le llevó cada uno de los días de vida que llevamos vivos , delinear las huellas de nuestra cara. Huellas que se imprimieron después de miles de carcajadas, de llantos tímidos o lágrimas alborotadas y catárticas, de miedos por amor, también por desamor, de amarguras por frustraciones o enojos, de besos y caricias, de inciertos, de aciertos, de desaciertos...en fin, mirémonos a los ojos, mirémonos más y quizás nos veamos.


martes, 5 de enero de 2010

Lejos de casa, lejos de la tiranía de la balanza, cerca de París.












París , como muy bien opinara Heminway, "es una fiesta", por varias y muy distintas razones. No por nada miles de viajeros de todo el mundo la elegimos para dejarnos seducir por esta elegante, estética y orgullosa dama europea. Esta chica se sabe sexy y con su seducción te envuelve y te enamora y entonces, ya no podés dejarla más.

En un segundo encuentro con esta magnífica ciudad me dejé tentar por su gastronomía, olvidándome de la tiranía de la más completa línea comestible "light" que se impone por estas latitudes ante cualquier mujer argentina y porteña que pretenda bailar al compás de los tiempo modernos. Inútil decir que -por mucho producto bajas calorías que me empeñe en traer a mi vida cotidiana-los deleites de la buena mesa, me pierden de cabeza y la silueta.

París se volvió entonces, un gran destino gastronómico para nuestro ilusionado estómago pampeano. Esa ciudad nos fue ofreciendo a cada paso que dábamos, infinita cantidad de lugares en los que comer o tomar algo era toda una experiencia. EL barrio latino, rue Lepic por Montmartre, el mercadito de la rue Clair los domingos por la mañana, la zona de la Madeleine, por nombrar sólo algunos de los destinos que nos hicieron un poco más golosos, mejores comensales e infinitamente más felices.
Animarse, viajeros, que con un presupuesto de trotamundos gourmet " al paso", París es un excelentísimo destino para olvidar la dictadura de la balanza y dejarse vivir por uno de los placeres de esta vida. París gourmet: están todos invitados.

¡Bienvenido 2010...! Año nuevo...¿vida nueva?

Para una mujer de 40 felizmente casada, "pero" sin hijos, atravesar las fiestas navideñas, anque la noche vieja y la llegada del nuevo año, pueden llegar a no ser días del todo felices, sobretodo si en la familia siguen esperando el milagro de que una, una mañana cualquiera, se despierte con el llamado ensordecedor de la maternidad y desee imperiosamente emular la alegría sin igual de sus primos/as, hermanos/as, cuñados/as que sí oyeron obedientemente el dictado de ser padres y nos siguen mirando año a año, reunión familiar tras reunión familiar, como unas verdaderas cuarentonas excéntricas y snobs víctimas de nuestro futuro arrepentimiento.

Esas noches de " amor y de paz" te enchufan todos los niños pequeños que anden pululando a tu alrededor , a ver si te enternecen, bajo el lema "Qué bien te queda..." o el golpe bajo de "Mirá cómo te siguen, se nota que sos especial para los chicos".También suelen lucirse con " Ché, mirá cómo se te pega Pedrito, no estárás...?" o el viejo "Serías una madre bárbara...". Y a mi sólo se me estalla dentro un "¿por qué no me dejan de joder?!!!!!!".

En fin cuando ven que a pesar de ser melosos, a mí no se me mueve ni un pelo, entonces abatidos parecen querer interesarse por mis proyectos personales, los míos como mujer de 40. Y entonces, yo, ingenua pero tímidamente empiezo a entusiasmarme, sabiendo de antemano que no hay tal interés genuino y comienzo a contar mis proyectos, por ejemplo, ahora mismo el de un viaje fantástico que estamos preparando con mi compañero de vida. ¿Y qué ocurre? Cualquier chillido sin importancia de sus pequeños distrae automáticamente la lávil atención de sus progenitores y ya no saben si les estabas contando que te habías vuelto una terrorista iraní, si habías abrazado la fe dogmática del Opus Dei o si les estabas relatando una peli porno. ¡Qué desencuentro!

¿Qué les ocurre a los padres de hoy en día? Hay una vida más allá de la maternidad y paternidad. Me cuesta creer que te hagan una lobotomía cuando te convertís en padre. Conozco gente estupenda que se ha estupidizado y no hablo del enamoramiento natural que une a una madre o padre con su bebé de meses, sino a todos los que sólo viven, respiran, gozan y sufren a través de lo que sus pequeños hijos van eligiendo ser y hacer.Que así no hay quien duerma, goce ni viva su propia vida.

Cada año que se desprende del calendario, no necesariamente es la promesa de una vida nueva. Es sólo un nuevo año, para vivirlo como mejor nos salga y el destino nos lo permita.

Pero dejen de especular con que quizás este año, sí, vamos a sorprenderlos con la revelación divina de aparecer para el 2011 con el hijito que todos querrían que nos animáramos a parir.

Lo interesante será que cada quien viva como mejor le venga en gana y sea coherente con esa elección.

Por mi parte, amo salir a descubrir lugares cercanos, lejanos, populares o selectos, pero no como turista, sino como viajera. Ahora mismo me encuentro armando un nuevo viaje que nos hace mucha ilusión a mi marido y a mí. Ya iré contando esta nueva aventura.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Bienvenido 2010...año nuevo, a vivirlo!!!!!!!!!!!!!!!