miércoles, 29 de agosto de 2018

Riomaggiore, otra perla de le Cinque Terre!

En este post, te comparto nuestro paseito por Riomaggiore, el último pueblo del Parque Nacional de Le Cinque Terre, recorriéndola de Norte a Sur.


Realmente llegar a Riomaggiore, supuso llegar con pocas fuerzas, veníamos de recorrer los otros pueblos maravillosos. Todavía la luz resplandecía.
Así que recorrimos el largo tunel que va desde la estación de tren y  al nudo de este lugar super empinado, con una piña de casas coloridas que hacen de marco a ese mar maravilloso, donde ciertamente vale la pena sentarse a vivir el atardecer, o solo a vivir.

Fue un encuentro bastante íntimo, la gente se estaba yendo, sólo quedábamos los que ya sin prisa y con mucha pausa necesitábamos meternos todo ese aire y ese mar dentro de nuestra alma.















Cualquier parecido con la realidad de los cuadritos que siguen a continuación, nunca será pura coincidencia.
Así de felices. Así de XXL.



Irnos de Cinque Terre, esperar el tren supuso comprender que ese estar allí,  seguramente sería la única experiencia en nuestra vida, así que todo ese junto nos puso en modo melancolía.


En el hotel de la Spezia nos esperaba armar la valija, acondicionar todo y esperar el nuevo día. Así arrancamos para la estación del tren con una nueva ilusión por delante.



Llegamos a Roma, para hacer transbordo. El próximo destino seria sin dudas un nuevo robacorazones europeo.


Mirá lo que es este panel de horarios de partida y llegada de los trenes. No te tomarías cualquiera de ellos para recorrer Italia? Es que Italia es mucha Italia, y es lo más de lo más para vivir a tope las hermosuras de la vida.


No tenés idea lo que eran este snack...amé, amé, amé!!!


La Liguria italiana recontra merece ser visitada.  Me quedó por mostrarte Genova y Portovenere. Quizás sea más adelante. Pero ahora,  lo próximo será...


...Nápoles!

Que estés bien! Muy bien o todo lo mejor que se pueda.
El" no" ya está, vayamos siempre por el sí!
Abrazo!



miércoles, 22 de agosto de 2018

Hoy el día lo pasamos en la famosísima Manarola

Acá estamos, en la para muchos, preferida de los pueblitos que conforman le Cinque Terre. Hoy recorreremos el penúltimo de los pueblos pesqueros, ese balcón al mar ligure más despampanante que hayas visto. 


Sí, aunque ni nosotros nos lo creamos, estamos en Manarola.


Pero antes de arrancar las subidas y bajadas que habrán de esperarnos, nos ponemos en la cola de los sanitarios que hay pipí urgente, munidos, eso sí, de la Cinque Terre Card, con la que se habilitará un molinete que nos permitirá pasar a unos baños super limpios, ya que hay personal en forma permanente aseando las instalaciones, así que daba gusto esperar el turno en la fila.


Vista desde arriba, Manarola es como un repollito cerrado, con un corazón multicolor de casas desaliñadas que se dan nacimiento dentro de esas capas de hojas tachonadas de senderitos, viñedos y terrazas de cultivo. Ese corazón multicolor le planta cara al mar lígure cada mañana, cada atardecer y al llegar cada noche estrellada. Uno piensa que sus habitantes son gente muy afortunada, que desde las alturas tienen un horizonte viejo y nuevo cada día por delante.


Nosotros bajamos del tren y empezamos a subir con idea de recorrer el sendero del amor.



Acá vale una aclaración para que no se estén riendo de mi Vasco sin motivo o a pesar de él. Ven ese sombrerito blanco puesto al mejor estilo Corona ( humorista argentino bastante grosero) ? pues es mío y el muy atrevido y desvergonzado de mi cónyuge, que le importa un verdadero pepino lo que puedan pensar los demás, que se ríe de los remilgados que puedan ser algunos señoras y señores acartonados y pacatos,  a falta de uno propio se lo encasquetó para escandalizarme y que le pidiera que no hiciéramos el ridículo. Pero él ni caso, sé que lo hace para que nos riamos juntos y en verdad importándole muy poco , por no decir nada de nada, lo que puedan pensar de él los demás. Así que si en las próximas fotos se cuela un Vasco barbado de sombrerito blanco puesto a lo mamerto, ya conocen ustedes los motivos.
Sepan disculpar, queridos/as/es lectores.😜


Subiditos bien alto para echarnos a andar...


Bien! Estamos en camino...








Sin embargo a los |150 mts, el paso estaba cerrado, así que a desandar los pasos...ufa! Ahorita todo pa abajo, que queremos conocer la cara de ese repollito de casas.


Ves lo que te digo? Te lo podés creer? A que te da ganas de solidarizarte conmigo...no te prives porfa!


Bueno, la piba no se quedó atrás y si íbamos a hacer el ridículo que fuera con justa causa y juntos a la par  . Por los senderitos había amapolas silvestres que me roban el alma por completo, así que ahí nomás, a lo Lola Flores, me chanté una detrás de la oreja y así los dos muy audaces, listos para ligarnos alguna puteada por afear semejante sacrosanto y bello lugar, despreocupados del resto de la humanidad, paseando nuestros looketes por Manarola. Qué par de jodíos...no? jajaja!


Bueno, a seguir caminando entre ese sendero custodiado por barquitas esperando ir a la mar.



Sí, todos con un estrés encima de no creer..jaja!!!



Pero no podemos pasar de largo una recomendación. La mejor focaccia y farinata de Manarola están en La Cambusa. Con ese dato bajo el brazo ahi nos detuvimos.


Que no vamos a llegar a semejante encuentro con la panza vacía. Faltaría más...


Muy ricas las farinatas al gorgonzola!


 

Todos pa' abajo o para arriba según la peregrinación hacia o desde el mar.


El pueblo se apiña en torno a la calle principal que cubre una entrada de agua. Desde esa arteria principal  parten las callejuelas llamadas caruggi, que dan acceso a las casas o a los huertos en donde las vides llegan casi hasta el mar, produciendo un vino particular conocido como sciacchetrà que se pueden probar en los distintos restaurantes de la zona.


Y sí, de golpe ...el mar ,ese mar.







Un grupo de muchachitos hacen las delicias de todos los presentes, tirándose al mar desde ese morrito, envueltos en piruetas, risas y chapuzones estridentes.




Enamorada de la piedra...con tantísimos miles de años, ahí de pie, orugllosa, invitándote a la caricia, erosionada por el viento, las lluvias y vaya a saber la tonelada de suspiros de visitantes y lugareños.


Seguimos caminando hacia Riomaggiore, que le queremos ver la cara de frente a semejante lugar y quedarnos ahí todo el rato que nos sea posible, pellizcándonos para corroborar que es cierto que estamos vivos y tan viviendo.


Y de pronto ahí está para ser disfrutada.


 GRACIAS A LA VIDA!


Y acá es cuando ametrallamos a miradas y fotografías esta estampa, con el deseo de tatuarnosla en el cuerpo por siempre.



 Nos quedamos ahí todo lo que nos permitió el sendero angostito con muchos otros que como nosotros querían inmortalizar la bendición de estar allí. Nos volvemos sobre los pasos que nadie nos echa reloj encima y podemos volver cuando nos plazca.


Los visitantes se bañan en el mar, toman sol, se sacan fotos con vestidos de novia, saltan al mar con mil volteretas...son felices de diversos modos posibles.








Y nosotros disfrutamos de todo aquello, resistiéndonos a abandonar Manarola sin volver a mirar a los ojos al balcón de casitas desprolijas, despintadas, sobre el mar más bello, menos cuidado y por ende más auténtico del mundo.



Y es tanta mi suerte, que tratando de mirar por la lente de la cámara detalles que a simple vista pudiera perder, veo que la torre que mira directamente al mar en primera línea de playa es habitada por una señora, entre otros quizás, que distraída de tanta belleza, cuelga ropa recién lavada para que el viento cálido del mes de mayo que mese suave las olas del mar ligure, seque esas prendas, así, sin más,  en plena Manarola.




La améééééééééé!


Me entendés? Ahí,en su ventana de la fachada más fotografiada de Manarola, como si se tratara de la mismísima torre Eiffel. Una genia, nada de tener un tender puertas adentro, para qué si dispongo de todo el aire cálido que puede traerme el mar entre oleaje y oleaje. Esta señora se llevaría de madre con el Vasco.



Y nosotros ahí, queriendo arrebatarnos todas las sensaciones posibles, incrédulos de volver a estas tierras.



Gracias, sin dudas y por siempre...gracias, gracias, gracias!!!!!



Ojalá hayas disfrutado de este paseo, a pesar de las pintas de mis compañero de vida, de ruta, de risas y de aventuras.
Que estemos bien!