lunes, 29 de octubre de 2018

Tres días de mayo en Londres que sólo fueron uno, pero a full!

Esta vez el viaje a Londres fue puro capricho y una excusa para ir de compras a una ciudad de lo más amable con los que tenemos un cuerpecito XXL.
Pero quiso el azar que coincidiera con el día de la famosa boda de Harry y Meghan y que yo sufriera un colapso que me tuvo internada un día completo totalmente descompuesta con una descompostura pero de esas de Dios y señor nuestro. 24 horas ininterrumpidas de durmiendo al estilo desmayo y dejando un surco de ida y vuelta de la cama al sanitario. En fin...el pobre Vasco se fumó estoico ese día horripilante viendo por la TV toda la jornada de la dichosa boda, mientras yo estaba con una patita más cerca del más allá que del más acá. Así que esos dos días y medios que teníamos para hacer nuestro circuito más o menos habitual en semejante ciudad, se redujo a un sólo día completo.
Pero bueno, por algo será y no me arrepiento de haber ido en absoluto.

Salimos de Santiago de Compostela por Iberia en vuelo que hacía escala en Madrid. En fin...caprichos son caprichos.

De todos modos todo fue muy rápido y en nadita ya estábamos en Londres.


Llegar al aeropuerto de Heathrow es siempre una aventura.


Y ni te digo pasar por el control policial para que te permitan el ingreso al país. Siempre es un momento tenso.


Una vez libre e instalados en un hotel sobre Oxford Street, salimos a caminar y a hacer las primeras compras, sin saber que al otro día, estaría en estado casi comatoso.










El día de la boda, el 19 de mayo, yo adentro como la zamba. Recién el 20 volví a la vida, en un super esfuerzo de producción, pero ni loca me quería perder mi último día en Londres, así que cuando vimos que el huracán que me había arrasado, había pasado y yo estaba mejor, nos echamos a la calle.











Gracias al dato de Mechi Lozada, compramos en esta tienda, camisas que no necesitan de planchado para el Vasco . Datazo!






El Vasco me esperaba en este lugarcito tomando alguito, mientras yo al lado compraba mis tecitos en la tienda de Twinings, que año a año, me sorprende con variedades nuevas. En esta oportunidad habían sacado toda una línea de tés para beber fríos. Así que se vinieron conmigo!




Recorriendo encontramos esta casa de Cath Kidtson que nos habíamos visto en otras oportunidades.




Y al ladito casi, este Fortnum and Mason que es realmente un lugar emblemático.








Y el Vasco en un momento de supremo sacrificio, se llevó un cupcake  red velvet, mientras yo estaba a agua mineral.


Las cakes decoradas con los motivos de la boda, todo muy monono.





Y aquí a la derecha mi caja  musical que contienen unas galletitas de manteca deliciosas, que nos trajimos en el viaje anterior. No es precioso todo en color menta?




Malvado...


Seguimos andando , haciendo compras, felices de poder seguir disfrutando.





Al otro día muy temprano, otra vez a Heathrow que un vuelo a Madrid nos está esperando.



Y la topetitud no descansa.



Averiada pero igual de feliz que siempre. No fue como me lo había imaginado, pero bien valió la pena. Good bye, London!


Podría haber estado muchísimo mejor, pero fue lo que fue, lo que se pudo. Así que igual, siempre gracias!

Te pasó alguna vez de tener un contratiempo de salud o de otro tipo en algún viaje que cambie el rumbo de lo planificado? Ojalita si pasó, no lo hayas padecido tanto como yo. Abrazo viajero y que estemos bien!