Sí, acá estoy, obligándome a volver a este rinconcito de
intimidad pública ( si se me permite el oxímoron ), si hasta hace un mes y medio no dejaba de pasar un solo día para ver en qué andaban cotidianamente, compartir las alegrías y ponerle mi atención cariñosa a alguna penita que hubiera por ahí. Cada inspiración ajena se volvía un buen punto de partida par versionar a mi manera y ahora,
nada.
Paso- ahora mucho menos- y las leo, pero me cuesta mucho dejar un comentario y me duele porque yo espero que ustedes pasen por acá y me dejen el suyo.
Morenita sigue creciendo dentro de todas sus posibilidades, muy de a poquito, pero aferrada a la vida a la espera de una operación por demás jodida, pero mientras tanto la lucha y vive, hace felices a sus papás que sólo tienen una hora diaria para acariciarla, alimentarla, acunarla y despedirla hasta el día siguiente.Tienen miedo, pero infinita fe y confianza en que todo saldrá bien. Yo los envidio, quiero tener esa certeza, aunque fuera una certeza temerosa.
Mi Vasco les hace el aguante en todo lo operativo y yo le hago el aguante a él.
El dolor primero se apaciguó y lo cotidiano cuando no presenta demasiados altibajos, te permite seguir. Si no, ¿cómo se podría no?
Y yo, como adormecida, cansada y con muchas ganas de volver a la alegría más genuina, pero me cuesta y mucho."Defender la alegría..." decía Benedetti y quizás eso sea lo que me está costando. Así que me pongo como tarea poner en práctica, lo antes posible y a como de lugar lo que sugiere el poema del maestro uruguayo.
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la
rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las
pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los
bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los
proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del
azar
y también de la alegría
Quiero sentir todas las alegrías, la boba que te hace reír aunque no sepas ni de qué, la otra, la más reflexiva, la que te hace darle gracias al cielo cada día por vivir, la alegría de proponerte proyectos nuevos, la de saber a todos los tuyos bien, la de hacer el amor, un viaje, una receta, una artesanía o un post y que todo fluya con ganas de compartir. Quiero salir de este paréntesis odioso.
Ya sé que es un bajón este post, ojalá lo hayan abandonado a la mitad o antes. Pero en eso estoy.
Quiero sentir todas las alegrías.