lunes, 8 de agosto de 2016

Del nuevo Forum des Halles al teatro a ver a Isabelle Huppert.

Cuando estás en París y tenés la suerte de que además haya amanecido precioso y tengas en tu poder una entrada en primera fila para ir al teatro a la noche a ver a la Huppert, te aseguro que te comés el mundo a mordiscones.


Nuestro barrio es precioso. Allí habitan parisinos, tal vez, menos prejuiciosos , más tolerantes, allí convive una enorme comunidad del colectivo gay, también judíos y una clase media acomodada afecta a la moda y al disfrute.



La vida parece relajada. Les gusta mirar y dejarse ver.



Muchísimos cafecitos típicos de París, casas de diseño, de moda...


Y lo último de lo último en artículos de diseño, lo vas a ver en Le Marais. Como este muchacho que se transporta montado en dos estribos sobre un aparatejo circular con motorcito.



El día prometía soleado a más no poder y tibio...hermoso! Así que luego de dar unas vueltas por el barrio nos pusimos a caminar sin rumbo, lo que nos dictara la intuición o curiosidad.


Pasamos por delante del famoso Museo de Arte Moderno Pompidou. Ya lo habíamos visitado en otro viaje. Así que como el día era tan hermoso ya estaba decidido que no lo íbamos a pasar adentro de ningún edificio.


Y andando llegamos hasta el finalmente remodelado Forum des Halles. 


Año tras año, cuando nos llegábamos por esta zona, enormes andamios coronaban vaya a saber qué espacio oculto. Pues en abril de este año finalmente, se inauguró La Canopêe. Pero ¿qué es el Forum des Halles? Nos lo cuenta el periodista Carlos Pascual, en el diario EL PAíS:

"Destinado  a convertirse en nuevo icono de la capital: la Canopée, del arquitecto Patrick Berger. Un proyecto como la copa de un pino. Y valga la expresión, porque la palabra canopée (sin equivalente exacto en español) designa la copa o cubierta vegetal de un bosque. Y eso es exactamente la inmensa plancha de cristal que como una hoja traslúcida se confundirá con la cima de los árboles para cubrir el patio o ágora de Les Halles, el antiguo mercado central que Balzac llamó “el vientre de París” (la gente joven puede hacerse una idea de cómo era en la película de Willy Wilder Irma la dulce, con un sufrido Jack Lemmon cargando bueyes a sus espaldas). En el trou (agujero) que dejó su demolición ha funcionado hasta ahora el Forum des Halles, como una especie de complemento al contiguo Centro Pompidou. Ahora todo cambia. La Canopée se apoya por sus bordes en nuevos edificios que albergan biblioteca, conservatorio de música, salas de deporte y otras instalaciones culturales o de ocio. El protagonista es sin duda el patio (sic),rodeado de tiendas, cines, cafés, un laberinto de escaleras mecánicas y seis puertas de acceso. Cubierto todo por esa hoja inmensa de cristal con nervaduras de acero que va a ser el icono parisiense de los nuevos tiempos."


El cambio arquitectónico nos pareció formidable. Antes esa zona resultaba bastante feúcha, desangelada. Zona típica en la que se amontonan grandes estaciones de tren, metro, comercios...como un espacio de todos y de nadie a la vez.
La obra sigue, lo próximo un pulmón verde enorme que París bien se lo merece.


Esta increíble estructura laberíntica de hierro no es del gusto de la mayoría de los locales a quienes les parece un diseño que ya nació viejo.


A nosotros en su conjunto nos pareció estupendo. 


Sin dudas será un punto neurálgico de París, para parisinos, turistas y viajeros.


Prometimos meternos a chusmear todo, cuando volvamos en algún invierno. Que el día era precioso, precioso y en invierno esta condición climática no se nos da con frecuencia.  A pataperrear!


La caminata siguió al sol, sin prisas y con muchas pausas. Sin dudas este fue un viaje de puertas afuera. De sentarnos a tomar algo rico, de degustar al sol cuanto ricor pudiéramos probar. Así en plan disfrute, se nos hizo la tarde y tenía que volver a casita a procurar un lookete más acorde a la cita que tenía con el teatro Odeón.

El Vasco me hizo el aguante. Y allá nos fuimos.
Llegamos cerca de las 19 hs y el sol bien alto en el cielo todavía.


Repetimos la ceremonia del día anterior. Recordá que todavía debía retirar mi entrada. A pesar de que me habían asegurado que no habría ningún inconveniente en hacerme con ella, tenía mis dudas.


Nos tomamos otro aperitivo que tan bien nos había sentado el día anterior.


Luego del "chin chin" de rigor, me metí como un rayo ansioso en el teatro y allí estaba esperándome un coqueto sobre con mi nombre en el que estaba la famosa entradita. Terminamos el trago y el Vasco prometió que volvería a medianoche a buscarme. Y me encantó saber que cada uno estaría haciendo algo que lo haría feliz.



Una vez adentro no sabía si estaba permitido sacar fotos. Había llevado mi cámara amada, pero me sentía como venida del campo (prejuicio puro, vio?) si la sacaba, así que me conformé con algunas hechas a las apuradas con el celular.



Allí estaba en primera fila. No era ni remotamente la mejor ubicación, pero cuando me decidí a comprarla, era esto o al gallinero y lo único que quería era verla, VERLA  a la Huppert de cerquita. Ver sus gestos, el mínimo detalle de expresión. Así que me mandé pegada al escenario.



De a poco el teatro se fue llenando.



No quería perderme un solo detalle. A  mi lado izquierdo una madre mayor y su hija joven compartiendo la velada. A la derecha un señor también  mayor que estaba solo como yo. Todos muy compenetrados en la lectura del programa.


Yo feliz como una perdiz.





La obra fue excepcional sin dudarlo un solo segundo. Yo llevaba leída una de las versiones que se representaron esa noche. La puesta y dirección fueron de una enorme potencia. El resto del elenco de un trabajo muy, pero muy bueno.
Una puesta atrevida, desafiante, dilemática, exquisita y humanamente conmovedora. No volaba una mosca y todos quienes salimos en el intervalo de 15' volvimos ansiosos a ver cómo terminaba esta obra bravísima.


Isabelle Huppert, verdaderamente conmovedora. Verla transformarse y llorar  "con tanta verdad" me emocionaba a mi también. Su voz llenaba toda la sala. Con susurros o gritos nacidos de las entrañas,  con ese cuerpo tan pequeño y tan delgado pero de una fuerza demoledora, con miradas perturbadoras o de una serenidad inquietante, se comió el escenario y obtuvo el beneplácito del público . La obra duró más de 3 hs., intervalo mediante y haber estado allí fue una increíble experiencia artística. El arte transformador llena el alma.


Salí de allí extasiada y mi Vasco, tal como había prometido estaba  sentado en una mesa, disfrutando de una copa y de la noche que se nos presentaba tan preciosa como la mañana. Comenzamos a caminar abrazados, tranquilos, yo contagiándolo de mi propia alegría por lo que había vivido allí adentro.

París a la vera del Sena era una fiesta a la que no necesitabas ser invitado.




La noche siguió por el Barrio Latino, y me sentí tan agradecida por cuanto me estaba tocando vivir, que reforzó mi pensamiento de "Siempre nos quedará París".


Qué experiencia singular recordás haber vivido en alguno de tus viajes? Dale, compartilo!
Abrazo grande y solo te pido que me pienses luminosamente mañana de mañana, que sera un día especial para mi familia. Gracias y hasta el miércoles! Siempre gracias por pasarte!





























7 comentarios:

  1. Hermosa experiencia que transmite lo que viviste! Nosotros fuimos a ver Lord of the Dance en Londres. A mi marido le encanta y me permití regalarle las entradas. Siempre pienso que cuando encuentre alguna obra en donde esté alguno de mis amados, no me lo pierdo. Me encantaría ir al Royal Albert Hall. La experiencia entera fue hermosa. Te pienso luminosa como en las fotos y "siempre les quedará Paris". abrazo apretado. Andrea

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya irás al Royal Albert Hall. ..vas a ver. Gracias por pensarme! Besos

      Eliminar
  2. Que lindo Marian ¡¡¡¡¡ te imagino poniendote bella para salir al teatro en Paris y me muero de emoción :) Ahhhh Paris ¡¡¡¡¡ amo amo sus calles, sus colores, su vida de noche y de dia ...y la extraño . Lo mas lindo de los viajes es entregarse a ellos , dejarse sorprender y siento en cada relato tuyo ese disfrute especial que solo consiguen quienes viven la vida con profundidad ...me viene a la mente el tango que bailamos con mi amor a orillas del Sena en nuestro ultimo viaje, en un atardecer soñado de primavera ... te pienso con luz mañana de mañana y siempre.... abrazotes enormes ¡¡

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No sé si me vas a creer, Patri. Pero cuando hicimos el paseo en barco por el Sena vimos un grupo de parejas que bailaban tango a la vera del río y me acordé de ustedes y pensé en la ilusión que les haría bailar alli!!! Gracias por ser tan amorosa y gracias por pensarme, mañana lo vamos a necesitar.Un abrazo enorme!

      Eliminar
  3. Que día tan espectacular! Desde el sol a terminar la noche en el teatro! Son de esas experiencias inolvidables y que no crees la estas viviendo! Te leo ya terminando el día... espero haya ido todo bien. Un beso@

    ResponderEliminar
  4. Gracias por compartir la experiencia! La naturalidad y cercanía con la que hablas acercan París un poco más a cualquiera que este interesado en conocerla. Saludos! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por este comentario...me conecta con ese momento tan especial, con esa París tan familiar antes de la pandemia y que se extraña tanto, tanto. Y sí, todos deberíamos aunque más no fuera una sola vez en la vida, conocer esa maravillosa ciudad.

      Eliminar

Y ¿qué te pareció?.Gracias por pasarte y alimentar este espacio. Si es con buena onda, muchísimo mejor.