Las últimas y generosas lectoras, despertaron en mí el deseo de volver por acá con el último viaje a Europa en los meses de enero/febrero 2019. (que no sea el útlimo por favaaaar!).
En casa todo listo, El Vasco siempre hasta último momento resolviendo cosas del trabajo. A mí eso, me pone loca. Para mí el día de viaje es sagrado, termino de ordenar la casa, repasar todo lo que tiene que quedar funcionando para quien viene a cuidarla y por lo demás a esperar( desesperar) la hora de salida. En cambio del Vasco, lo toma como un día más , en el que se suma un viaje cruzando el gran charco. No podemos ser más diferentes y quizás por eso mismo, tan imprescindibles en el mutuo convivir.
Mediodía, cafecito en Boedo para despedirnos de Buenos Aires.
Llegó la hora. Allá vamos. Ese camino a Ezeiza es infinito y tan breve a la vez. Cada viaje me sigue pareciendo un sueño. Todavía me pellizco cada vez que estamos en camino. Es una adrenalina tan agitadora, que siento que el pecho se dilata de tanta felicidad. Ir a Ezeiza de por sí, me genera una alegría diferente. Es una alegría que como una transfusión endovenosa, impacta de inmediato en mi sistema físico y emocional.
Llegamos siempre con mucho tiempo, de tan precavida, a veces me zarpo , pero prefiero hacer la plancha en cualquier aeropuerto que tener que ir sumando ansiedad a la que ya de por sí, genero en tales circunstancias.
Adentro de estas valijas van dos más en cada una. Ya no nos movemos con aquellas primeras que eran inmensas y después irnos moviendo por el viejo mundo recordando cada gramo extra incorporado en forma de regalos, suponía algún insulto a sí mismo cada quien.
A mí los aeropuertos me encantan. Y sabés por qué? Porque nos permite cruzamos con tantas gentes de distintas procedencias que me confirma que el mundo es un lugar maravilloso, lleno de diversidad, colores, cantos, lenguas, saludos, comidas, bailes, creencias diferentes. Y eso es sencillamente engrandecedor. Te devuelve el tamaño de tu realidad, las fronteras se extienden y se funden en un planeta sin barreras.
Nos vemos cuando aterricemos. La próxima desde Madrid. Si estás por ahí, gracias por volver a este espacio. También me hace feliz escribir y revivir momentos como este.
Que estemos bien!
Siempre es lindo leerte.. Viajemos aunque sea con los relatos y recuerdos, ya llegará el momento de poder hacerlo nuevamente..
ResponderEliminarbeso
Cómo se extraña armar las valijitas y salir para cualquier lado. Pero bueno,falta menos! A cuidarse! Abrazo y gracias por pasarte!
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