A Pamplona hemos de ir , con una media, con una media....

Estás a tiempo de abandonar este viaje. Hoy te aseguro que te gasto la ruedita del mouse.

Yo te avisé y ya se sabe que el que avisa, no traiciona.

Si te subís con nosotros, ponete el cinturón de seguridad, cargá en tu bolso Hepatalgina o Paratrovil ( o algún otro hepatoprotector....) y aupa, que Pamplona nos espera con su gente, con su belleza urbana y su sin igual gastronomía.

Este viaje por España aparecerá un poco salpicado...pero te aseguro que no me salteo ninguno de los tramos. Buena parte de este recorrido lo hacemos en compañía de mis padres, que se nos unieron unos días para después seguir ellos solos su propia ruta.

En Zaragoza alquilamos un auto y nos fuimos para Pamplona, nos encanta volver a esta ciudad navarra. La queremos, queremos a su gente, a sus vascos y amamos su gastronomía.

Llegamos al hotel Maisonnave..buenísimo y en pleno casco histórico.



Tiramos todo en las habitaciones, nos cambiamos la pilcha y salimos a pataperrear.





Mis padres se quedan a descansar un poco. Salimos solos con el vasquito.

Y entramos al famoso café Iruña ,fundado en 1888, con su apertura  se inauguró la llegada de la luz eléctrica a Pamplona. Hoy en día este café sigue estando en el mismo lugar y con la misma ambientación de aquel café del siglo XIX  tan "Belle époque". Un rincón en donde parece haberse detenido el tiempo: mesas de mármol, columnas profusamente decoradas, grandes espejos, policromados escudos, una larga barra... Si algo tiene este café es su condición de popular.

Hablar de Hemingway en Pamplona implica una referencia obligada a este café, su escenario preferido. De hecho, Hemingway, la terraza del Iruña y una buena copa de cogñac son un trío de elementos difícilmente desligables. Gracias al autor, el café goza de una proyección internacional.

Ahora hacemos a patita  el famoso camino del encierro de los San Fermines hasta llegar a la Plaza de toros.

La calle Estafeta, la más emblemática del casco antiguo.

Se va haciendo hora de ir a almorzar.  Un clásico de Pamplona: Casa Otano! Nuestro preferido.

Seguimos dando vueltas por esta ciudad hermosa.

Ahora volvemos a la taberna de Casa Otano a cenar con mis padres. La comida de esta taberna vasca no puede ser más deliciosa. Pasen y siéntense junto a nosotros.

La noche se nos hace día y arrancamos a por más.
Caímos en carnaval, así que nos parece tan raro que con el frío se festeje el carnaval  que los seguimos para ver cómo se divierten.

Aquí es desde donde se gesta el Chupinazo, que da el toque de inicio a los San Fermines.

Mi vasco preferido!

Ir de pintxos es un hábito muy saludable, para el consumo gastronómico y para la salud social de los parroquianos que se acodan de pie en la barra y junto a una copa, se sirven un rico pintxo.

Pero nosotros nos damos  una segunda oportunidad en Casa Otano.

Y con la panza y el corazón repletos de muchas gracias,  después de unos poquitos días volvemos a la ruta .

Qué les pareció? Espero que Pamplona les haya gustado . Perdón por la parrafada de fotos , pero si llegaste hasta el final de este post, espero haberte entusiasmado con esta hermosa ciudad navarra. Besotes y gracias por el aguante!